Lactancia y apego
La leche materna constituye una fuente nutritiva óptima, aportando todos los nutrientes necesarios para el recién nacido, siempre disponible, con temperatura adecuada para ser administrada y se va adecuando a las necesidades del lactante conforme a su crecimiento y desarrollo.
El vínculo generado en la díada madre e hijo al momento del parto, favorecido por el contacto piel a piel y el parto respetado, es un proceso natural, una mezcla de sensaciones, pensamientos y emociones en los cuales participan procesos neuroendocrinos, que determinarán el inicio de la producción de leche materna y la posterior “bajada” de la leche materna.
El apego es la regulación madre-hijo de las emociones con el objeto de conseguir una autorregulación afectiva y, con el tiempo, el perfeccionamiento de esta autorregulación conlleva a un desarrollo normal. Asegurar el contacto piel a piel y el parto respetado son factores fundamentales para lograr una lactancia materna exitosa.
Muchas veces se da por hecho que todas las mamás saben o quieren dar leche materna, pero la maternidad es mucho más que eso y los cambios que se viven en el puerperio y la presión social sobre la lactancia es alta, y también afecta el proceso de autorregulación.
Los principales factores de riesgo que influyen negativamente en la mantención de la lactancia son: madre adolescente, niveles educaciones y socioeconómicos bajos, los partos por cesárea y factores negativos propios de cada cultura (aspecto primordial en pacientes inmigrantes). Sin embargo también se han identificado factores protectores, como las dinámicas familiares positivas, la presencia de redes de apoyo y la educación continua sobre el tema.
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